Una mañana en un taxi

Ayer como siempre se me hizo tarde para salir de casa y tuve que tomar un taxi.

“Al metro miguel angel, por favor”

“Buenos dias, señorita, como la trata la vida?”

“Buenos días, bien.”

“Va a decir: “nos trata, que ya es ganancia, ¿no?””

“Pues si”

“¿No tiene frío?”

“No, de hecho tengo calor.”

“Fíjese que siempre decimos que la vida nos trata mal cuando somos  nosotros. Nosotros creemos que vemos la realidad, pero lo único que vemos es nuestra verdad.”

“Si es cierto…”

“Pero yo creo que cada dio que nos toca vivir es como un  examen. Si usted tiene un examen ¿cómo quiere salir? Pues bien, ¿no? Que sea aunque sea seis, pero que pase. ¿Y cómo se siente cuando no estudió para un examen? Mal, ¿no? Si usted creen en Dios tendrá fé, y si no creerá que es la naturaleza, pero todos tenemos la confianza de que pasaremos el examen cada día. ”

“Si, son problemas que nos pone la vida.”

“No, no son problemas. Cada día es un examen. si uno esta preparado lo pasa, si no no. Para eso cuenta con la información que ha adquirido desde que nació hasta hoy. Hoy, por casualidad se encontró conmigo y su información se enriqueció, porque yo tengo otras experiencias.”

“¿Qué es lo más importante para usted?”

“…Mi vida…”

“Lo mas importante para usted es su vida. Y ¿quién es la engargada de cuidar esa vida?”

“Yo.”

“¿Y lo hace?”

“No siempre…”

“No siempre. Y si Dios le dio a usted esa vida para que la cuidara y no lo hace, ¿no van a empezar los problemas?”

“Pues si.”

“Si usted le permite a su novio, esposo, amigos, que se acerquen a su vida y la lastimen, sigue siendo su vida lo mas importante? ¿Ha dejado que la lastimen?”

“Si…”

“Cuando tiene un novio o esposo usted esta entregando títulos, dejando que esa gente entre en su vida y tiene que tener mucho cuidado de a quien deja entrar, a quien le da el poder de acercarse.”

***********************************************************************

Si, hay una lista bien larga de la gente a la que he dejado acercarse. Y gente a la que he dejado lastimarme.

Gente a la que dejé que me lastimara porque yo pensaba que de eso se trataba el amor, de sacrificio y de soportar.

Sin afán de quejarme, ya me sacrifiqué mucho, y soporté otro tanto. Y ahora creo que tampoco estoy tan segura de entender o de querer aceptar que para amar a alguien es necesario sacrificarme o soportar lo que hace la gente, que dicho sea de paso es, en la mayoría de los casos, pura mierda.

Y tampoco estoy enojada. Sí, me encuentro a mí misma mucho menos tolerante y mucho menos aceptante con la gente, pero también me doy cuenta de que mi intolerancia es directamente proporcional a la intención que tienen los demás de aprovecharse o de abusar.

Empiezo a querer de otra forma. Empiezo a escatimar en detalles, en palabras cariñosas, en ternura, en besos. Empiezo a escatimar en dolor y en llanto. Ya no más.

Y quiero… quiero tanto como antes, y sueño con querer tanto como antes otra vez.

Aquello fue un curso muy intensivo en todas las tragedias, pero no estoy dispuesta a repetirlo.

Lirio

Así que, antes de que se acabe el día, pensé en escribirte algo. A tí, mi amiga desde hace tanto años. ¿Quién iba a imaginarse que esas dos muchachas que empezaron como maestra y alumna se convertirían en amigas y seguirían siéndolo 11 años después?

No recuerdo el día que te conocí, pero recuerdo que en el primer curso que te dí estaban tú, Lilia y un tal Pablo. Recuerdo que en ese curso, que por cierto empezó en marzo, compré unos zapatos negros con mi primer sueldo. Recuerdo que se los enseñé a tí y a Lilia. Cuando terminó el curso, ustedes pidieron a esta muchachita principiante para que volviera a darles clase. Y así pasaron muchos cursos,  al principio llevaba la cuenta, pero ahora ha pasado mucho tiempo y ya no recuerdo cuántos fueron.

Recuerdo como cada sábado nos íbamos a comer y luego yo te llevaba a las librerías. Espero que tu mamá no haya pensado que yo era una mala influencia. Creo que los libros no son un vicio tan malo, después de todo. Gracias por haber ido siempre conmigo y no haberte quejado. No sé si lo disfrutabas, pero creo que por lo menos fingías muy bien.

Cuando yo encontré otro trabajo, seguimos frecuentándonos, hasta que un día me dijiste que te ibas a Suiza. Me dio gusto, gusto que te salieras de ese trabajo horrible y que por lo menos por unos meses descansaras de todo eso.

No sé si tu te imaginabas lo que pasaría, pero yo no me esperaba la noticia que trajiste a tu regreso: habías conocido a alguien y te quedabas en Suiza! Me acuerdo que dije: ¿y a quién le pediste permiso? Es gracioso, siempre pensé que seríamos amigas hasta que fuéramos viejitas, pero nunca me imaginé que te irías.

Perdimos el contacto largo rato. La verdad es que tu me escribías más a menudo de lo que lo hacía yo. Gracias por tenerme paciencia con eso. La vida se me va a veces más rápido de lo que yo quisiera y pierdo de vista detalles que son muy importantes.

Te casaste con Dieter. YO me fui a vivir a Inglaterra. Fue muy lindo estar más cerca de ustedes y haber podido conocer donde viven y acompañarte un poco en tu embarazo. Me gustó el lugar donde vivían: tan tranquilo, rodeado de la naturaleza, lleno de paz.

Siempre has sido muy generosa conmigo. Tú me financiabas mi colección de tarots (te fuiste antes de que la termináramos!!!), a veces me dabas dinero así nada más, de la nada; Dieter y tú me han dado de comer, me han llevado de paseo, me han regalado muchas cosas. Pero de todo, lo que más les agradezco es que me hayan permitido entrar en su casa y que me hayan ofrecido su amistad y su confianza.

Nació Andrea y me enamoré de ella. Está bien bonita y es muy divertida y te hace enojar (lo cual es divertido también, jeje). Ha sido muy bonito que me hayas permitido ayudarte a cuidarla aún y cuando no me dejé que me pusieras a cambiarle los pañales!!

He roto lámparas y toda clase de cosas en tu casa, y aún así me siguen aceptando.

Más que todo lo demás, quiero agradecerte, LInito, por aguantarme tantas cosas. Sé que no soy la persona mas agradable del mundo en ocasiones; sé que puedo llegar a ser muy difícil; sé que puedo ser a veces muy ruda.

Siento mucho haber perdido la paciencia contigo en más de una ocasión, pero es que a veces tienes la molesta tendencia a tener la razón, y me caes gorda. Pero luego se me olvida y me caes bien, no te preocupes.

Gracias por todo lo que has hecho por mí en estos 11 años, Lino. Gracias por estar ahí siempre que te he necesitado, gracias por no juzgarme en mis peores momentos, gracias por tratar de entenderme, gracias por todo tu apoyo, gracias por quererme.

No quería que se fuera este día sin decirte lo que significas para mí.

 

 

 

 

Tarea 1

Se supone que tengo que escribir, durante esta semana, todo lo que siento por tí. Lo que sea, sean cosas buenas o malas, sentimientos dulces o amargos, cualquier pensamiento.

Pero ya casi ni pienso en ti, solo una vez, de hecho, una vez que a veces dura todo el día: cuando me despierto ahi estás frente a mí en ese lecho que compartimos. Me despierto, me baño, me visto y me voy a trabajar. En el camino pienso en tí, en las calles que caminamos tantas veces, algunas de la mano.

Paso todos los días frente al centro médico al que me llevaste porque estabas preocupado por mí. Paso por la farmacia a la que fuimos después, y por la esquina donde tomamos un taxi para regresar a trabajar. En ese taxi me miraste con deseo. Yo tenía ganas de llorar, por mí y por tu ausencia.

Sí fuiste bueno conmigo a veces. Cuando me llevaste al hospital por segunda vez. Recuerdo como me aferraba a tí para no caerme en el metro, mientras ponía todas mis fuerzas en no llorar. Tenía miedo pero quería alargar esos momentos para siempre. Momentos en los que podia estar junto a tí, donde nadie sabía quienes éramos y podíamos aparentar que estábamos juntos y que estar juntos estaba bien.

Luego paso por las calles que no significan nada entre tú y yo. En esas calles me doy cuenta de la única sobreviviente de nuestra historia soy yo. Tú moriste en el momento en que te fuiste, en el momento en que me escribiste ese mensaje de despedida, diciendo que volverías y gracias por todo.

Dios me libre de volver a vivir lo que viví cuando te fuiste. Que me libre de volver a estar en el fondo de un mar tormentoso y agitado del que no puedo salir. Que me libre de hundirme en un amor tan inmenso y tan dañino, que me libre de volver a tí.

Dios me libre de herir a alguien como lo hiciste tú conmigo. Que me libre de arrastrar el corazón de alguien en el lodo. Que me libre de pisotear un amor tan hermoso, que me libre de ser tan ciega que no pueda ver la luz en la vida y en los ojos de alguien más. Que me libre de ser egoísta. Que Dios me libre de ser tan cobarde como tú.

Sé que si te perdono, seré libre. Y dejaré libre a tu alma también.

Cuando llego a casa en la noche, me siento mejor, casi curada. Todos los días veo gente y situaciones que me hacen sentir renovada. Me siento satisfecha de haber sobrevivido y de poder darle la cara al sol una vez mas y ya no creer que no merezco verlo por la mañana. Me siento alegre de verme mas madura y fuerte, me siento orgullosa de poder verme en el espejo y poder volver a sonreírle a aquella que me mira.

Me siento cansada de tí. Me siento cansada de pensarte, de quererte, de desear encontrarme contigo en casa esquina del mundo. Cansada de saber que no pasará y sorprendida de darme cuenta de que en realidad me importa cada vez menos y que tengo cosas más importantes y más hermosas y útiles que hacer con mi vida que recordar que existes.

Ya no estoy tan segura de que el amor verdadero no muera jamás.

 

 

Concierto a dos voces

I can’t believe you did it again.

Did what?

You cried again.

I felt sad.

But surely, you should have learnt the lesson by now.

What lesson is that?

I don’t know, for one, you shouldn’t have expected him to love you. People can’t see who you are. Most of them don’t care. You spend too long living inside yourself, how can you tell what it is like on the outside? How do people see you?

Is that all?

Yes, to begin with.

I am tired of your cruelty. It’s worn out now, you know. Do you not fancy a bit of love?

Remember what it was like when we opened up? How our heart was broken?

But we learnt ho to love, that we are capable of loving.

What for? Loving has always been useless for us. I shouldn’t have listened to you.

But you did. Why did you?

Because I needed to be loved too.

Why did you let him walk away? We love him.

He left us. He went away. He thanked us and left. You gave him everything.

While you only closed your eyes.

I didn’t. I shut my mouth. You knew where it was heading. You knew that what was left from out heart would be broken.

You closed your eyes.

I did not. I did not let you enjoy it.

Why? It was love.

It was wrong. It was a lie. He felt nothing for us.

But he did. I saw it in his eyes.

Where is he now? He never tried to come back.

We hurt him.

He hurt us more.

We said goodbye to him and we still love him.

Oh please, understand thiss, once and for all: he doesn’t love us. He said it himself: he’s greedy and selfish. He’s weak. And his weakness was not leaving us.

He was never going to do it.

I don’t know hot to protect us any longer. I don’t know how to mend this heart. I am afraid. I don’t know if I should listen to you again. You let this happen to us. You let him steal everything we had.

I’m sorry I didn’t listen to you. I am so sorry.

Please, don’t cry anymore. Don’t hurt anymore. Please don’t hurt anymore. You always knew this would pass.  Trust me.

I know. “That went by, so can this”

Ðæs ofereode ðisses swa mæg

Ten things I don’t know

1. I don’t know how I survived the destruction, the solitude, the abandonment. And yet I did.

2. I don’t know how this new stage of change will end, where it is leading. I feel there is nothing set, nothing established.

3. I don’t know how to change the things I am doing wrong. How to make others believe I can and want to change, and , more importantly, how to believe it myself.

4. I don’t know if i should have carried on. I was feeling so weak, so tired, so jaded. I don’t know if I could have. I don’t think I could have carried all my responsibility on my back and drag myself to the shore as well.

5. I don’t know how to face life again. I am afraid. I am hurt, incomplete.

6. I don’t know why I keep being optimistic in the face of adversity. I sometimes don’t understand myself and why it is that I hold on to life so much, so dearly. I don’t know why I still believe in happiness and love.

7. I don’t know what the limit of love is. I don’t know if it is true it lasts forever. That should be good if love is the promise of beauty and growth and the (re-)creation of life. It is not if it destroys the soul of the one who loves. It is not if it brings hell.

8. I don’t know what makes me so different to other people: I understand what goes on in them. But what goes on in me, is difficult to see for others.

9. I don’t know if destiny exists. But I believe that good things come from life. If one expects them, they come to our lives.

10. I don’t know if other people see life the way I do. If they enjoy the wind blowing their hair, feeing its coolness against the skin. If they feel that caress inside themselves. If they see the leaves of the trees dancing rhythmically and they think beauty, they think freedom, they think God.  I don’t know if life is too beautiful, too sweet, too short and too precious to others as it is for me.

My life has been what it has been. I have cried. I have failed to understand the cruelty and the intentions of others and sometimes myself. But I am alive. And I will find my way out of this darkness.

Carta

Amiga, quisiera decirte muchas cosas. Decirte, y perdona si comienzo bruscamente, que hay ciertas ideas en las que tú y yo no nos entendemos, y creo que son éstas. Hablar de la rutina, del mismo día que se repite y se repite, uno tras otro, uno tras otro, no puede ser hablar de la vida. No puede ser hablar de la vida, para mí, cuando aún siento que hay tanto que aprender y que conocer. No creo que veas mal mi deseo de volar y de crecer, porque ese mismo deseo te movió a ti a llegar a donde llegaste. Quizá con los años pensaré como tú, que es mejor dejar de moverse, dejar de estar inquieta. Justo ahora soy como una golondrina atrapada en una jaula, que puede ver todo lo que hay fuera y sin embargo al intentar volar solo se golpea contra los barrotes. La vida de un ave no es para estar encerrada. Las alas están hechas para volar.

Siendo un poco sarcástica al responder a lo que me has dicho, te digo que no quiero irme a la cama hoy y despertar en China. Ni cuando me aburra despertar en Sudáfrica, y después cuando me aburra de nuevo regresar a México dos días para ver como va todo y volverme a escapar. No quiero cambiar de gustos, ni cambiar de gente, solamente quiero crecer, y cambiar porque así tiene que ser. No quiero perder, por ponerte algún ejemplo, a mis compañeros de trabajo. Cierto, hay cierta rutina en ir a trabajar,y cierta rutina también en verlos todos los días, hablar de la escuela, de los alumnos, de los otros maestros. Pero algunas de esas personas forman parte de mi vida de una forma poderosa. Como tú, me conocen, saben cómo soy, que tengo mal carácter, que me quejo mucho, que soy capaz de arrancarle una sonrisa hasta a las piedras y que siempre estoy ahí si me necesitan. Dejar a esos amigos fue para mí muy duro, y lo sería, una y mil veces, pero sé que estarán ahí siempre. Dirás que la gente cambia, me has dicho que no confíe ni me acerque y así estaré mas a gusto con las personas. Pero yo no puedo ser así. Sí, la gente cambia, yo cambié. Tú cambiaste también, y debo admitir que me muchas veces me has desconcertado. Pero me limito a observar y a escucharte y a tratar de comprenderte cuando no te entiendo. La gente cambia, y yo cambié. Me di cuenta cuando regresé de que mi camino se había alejado mucho del de todos ellos, que ellos no se habían movido de la misma manera que yo. Pero también me di cuenta de que siempre estuvieron ahí, muchas veces en silencio, detrás de mí, como esperando la oportunidad de demostrarme que yo seguía siendo importante, que no había desaparecido de sus vidas. Así me sentí muchas veces: que aunque para mí la gente que dejé atrás seguía existiendo y yo quería que siguieran siendo parte de mi vida, al mismo tiempo no podía creer que ellos siguieran considerándome parte de la suya, pensaba muchas veces que había dejado de existir (y también estoy hablando de mi familia, por supuesto). No era así, claro, pero ahora valoro y disfruto cada segundo que paso con cada uno de ellos, porque sé que nada es para siempre, y que en la vida solo tenemos el ahora. Hace un año estaba en Londres, hoy estoy aquí sentada escribiéndote desde nuestro pueblo y no sé donde vaya a estar mañana, pero entiendes el punto.

El cambio es difícil, y tú lo sabes. Y también sabes que es difícil dejar todo lo que conoces por algo o por alguien. Yo no voy a darte lecciones sobre el arte de perder o el arte de la pérdida, porque has sabido enfrentarlo muy bien, a tu manera. Pero las cosas que para ti han representado una pérdida a veces para mí no resultan tan importantes, y lo mismo es cierto a la inversa. Debemos de entender que aunque esencialmente hemos vivido lo mismo, somos dos mundos distintos. Escuchémonos y comprendámonos entonces. Sabes que a veces, cuando no estoy de acuerdo, solamente guardo silencio. Otras, como esta, hablo. Porque quiero que me entiendas. Quiero que entiendas que no quiero de la vida lo mismo que tú.

Cuando digo “estoy sola”, tienes que intentar ver mas allá de lo que te dicen esas dos palabras. No es un lamento en el que puedas leer el exagerado e infundado “siento que nadie me quiere”, porque eso no es verdad. Ni lo creo ni es cierto, y muchas personas, incluyéndote a ti, se sentirían ofendidas si lo pensara en realidad. Cuando digo “estoy sola” trato de no quejarme mucho de la soledad. Lo hago, es cierto, y a veces duele, pero es cierto también que ha sido mi amiga. ¡Le he escrito poemas, en serio! Me ha enseñado mucho, mucho de lo que sé sobre mí, y mucho sobre como debe vivirse la vida.

Cuando digo “no quiero echar raíces sola”, también intenta ver un poco más allá. Hablo de poder compartir. La soledad te enseña mucho, pero si te lo quedas, si te lo guardas todo tú, no sirve de mucho y se arrancia. No quiero echar raíces sola porque necesito poder compartir lo vivido. Estuve sobre el mar, en una isla lejos de mi casa, me caí a un río, estuve sentada dentro de una montaña, caminé por ciudades medievales, vi cosas que jamás imaginé siquiera. Pero lo mas importante: me convertí en lo que nunca me hubiera imaginado, descubrí que había en mí una fortaleza, una determinación y alegría que me hubieran parecido impensables. Miro hacia atrás a mi vida de antes y la veo como un proceso, como un camino muy arduo, en el que tuve que hacerme fuerte y aprender sobre el trabajo y el esfuerzo. Tú lo sabes también, viviste lo mismo, el tener que hacerte independiente, a veces un poco a fuerza. Pero ni tú ni yo nos quejamos nunca, quizá porque pensamos que así debía de ser y lo aceptamos, y siempre hicimos lo mejor que pudimos, aún y cuando a veces fuera muy duro.

Pero me das la razón. Hay que eliminar lo que está gastado, lo que ya ha dado lo que tenía que dar, y por esto mismo me siento así. Digo que quiero escapar, pero también que necesito pensar las cosas, darles vueltas hasta que encuentre la mejor forma, el mejor momento. Es una lástima el que no sea impulsiva: habría cometido muchos más errores, pero habría vivido más. Ya te digo, lo que hace que me sienta atrapada no es la gente, es sentir que ya no me estoy moviendo. Me da la impresión de que para tí no es bueno querer moverse. Claro que también pienso que al enfocarse en lo negativo de la vida uno pierde la visión general y se pierde de todas las cosas maravillosas que pasan. Hace unos meses me encontraba en una lucha feroz contra eso. Podía vislumbrar la belleza de la vida pero justo frente a mis ojos había un par de gafas que solo me dejaban ver cosas tristes y sufrimiento, y por mas que intentaba quitármelas no podía y solo veía lo demás a ratos, por encima o por abajo de los lentes, como quien dice. Fue muy duro, pero también fue bueno, y ahora estoy bien.

No tienes que preocuparte por mí, ni pensar que estoy deprimida. Bien sabes que soy una persona alegre, optimista. Sabes que soy fuerte y que no me doy por vencida. Eres de las pocas personas que sabe cuánto he caminado y lo que me ha costado subir todas las cuestas que he subido. Me has visto crecer y fortalecerme, así como yo he estado ahí contigo. No veo la vida como algo oscuro y triste. ¿Soné como un pobre animalillo desesperado? Ayer estaba un poco mas triste, pero la fuerza vuelve, siempre está ahí. Toma esto como la defensa a mi derecho a sentirme a veces un poco perdida y sin rumbo, derecho que a veces se me niega.

And nine years passed by: February 7th, 2000 – February 7th, 2009.

Tengo muchísimas ganas de escribir, y muchas ideas, pero por otro lado, me rebelo ante la vida un poco. Una vez más quisiera correr, pero no sé a donde.

Me pasan cosas, y a mis reacciones, sentimientos y temores los veo a veces como los de una adolescente.  Entro y salgo de una crisis que ahora más que nada tiene que ver con la libertad de decidir qué hago con mi vida y con mi tiempo. Desde que tengo un trabajo “estable” siento que no tengo control sobre ninguna de las dos cosas, y es una sensación muy desagradable. O he optado por “robarme” horas aquí y allá, y si bien a veces me parece incorrecto no puedo dejar de defender mi espacio para vivir.

La conversación que tuve con Jacqueline sobre Patricia. La conversación que tuve con Betty ayer sobre Patricia. La conversación que tuve con Alberto sobre Patricia. Han pasado nueve años. ¿Para beneficio de quién estoy trabajando? ¿A quién le estoy vendiendo las horas de mi vida? ¿Para qué?

Sentir que mi vida es un caos. Que traigo arrastrando el exilio que dejé aquí, que me llevé a Inglaterra, que me traje de vuelta.

Alberto me dijo que es hora de moverme. Que no es bueno decidir en crisis. Betty me ha dicho, once and once again, que estoy desperdiciando mi inteligencia y mi capacidad, me lo dijo una vez mas ayer. Que siempre aprende cosas de mí, hablando conmigo, cuando fui su maestra… pero que estoy desperdiciando mi vida.

Hablar las cosas no me ayuda a aclararlas. Quiero hacer tantas cosas, pero ya no quepo en el hueco que dejé cuando me fui. A lo mejor mi error es haber insistido en regresar a una vida que desde hacía mucho ya no me ofrecía nada. No poder decidir dar el paso y cambiar. No poder desprenderme. Creer que no puedo hacer otra cosa: el trabajo me dio mucho, la oportunidad de sacar adelante la universidad y la oportunidad de volar a otro mundo, la oportunidad de crecer. Pero ¿de verdad me dio algo? ¿No es hora de que me dé cuenta de lo mucho que vale todo lo que he hecho, todos los sacrificios, nueve años de trabajo? ¿Aceptar el valor de mi esfuerzo?

Quiero entrar a la maestría, quiero hacer el Delta, quiero trabajar, quiero aprender otros idiomas, quiero hacer ejercicio, quiero regresar a Europa en verano. Pero tengo miedo. Yo sé que podría hacer todas esas cosas. Ya lo hice durante 6 años de mi vida. Podría volver a hacerlo. Una y mil veces. Y una y mil veces evitaría pensar en las cosas que no funcionan, en las tristezas y las decepciones, y en la soledad.

Ya no quiero esa vida. No la quiero y puedo ver que me equivoqué. Me equivoqué al pensar que podría regresar a la vida que había dejado atrás y seguir como si nada, cuando yo sabía perfectamente que la Patricia que se fue y la que regresó eran dos personas distintas.

Hablé con Jacquie sobre esto. Me dijo lo que piensa. Que soy una persona muy racional que le da muchas vueltas a las cosas y que solo da el paso cuando sabe exactamente donde va a pisar. Pero que esto no significa que no exprese lo que siento, que soy muy sentimental. Que dar el paso aquel es lo que me está costando trabajo, pero tengo que darlo. (¿para dónde?)

Me dijo que no me gusta la rutina, que soy intelectually challenged (me reí mucho al explicarle que me estaba diciendo justo lo contrario de lo que quería decir (que me gustan los intellectual challenges): nunca nadie me había dicho que era tontita :p ), es decir, que siempre estoy buscando aprender cosas nuevas, cosas que representen un reto. Y que cuando siento que me estanco, me voy. Que por eso me fui un día a Inglaterra, y por eso también regresé, y que me voy a volver a ir. (¿a dónde?)

Y por último me dijo que tenía que pensar muy bien algo: cuando uno empieza a hacerse de cosas (Como una casa o un coche, etc. O quizá cientos de libros. O quizá culpas…), empieza a apegarse, empieza a echar raíces. Me dijo: “Piensa si quieres echar raíces aquí”.

Lágrimas.

“No quiero echar raíces sola”, le dije. Me miró con tristeza.

No tengo raíces. No tengo a dónde ir. No puedo echar raíces en ninguna parte, y me pregunto si podré hacerlo alguna vez. No sé, si como dijo Frida Kahlo, yo tenga alas para volar. No sé si aun pueda emprender el vuelo de nuevo. La hiedra se me enredó en las alas y no estoy segura de tener las fuerzas para zafarme.

How to lose control

I have tried to control every single thing that happens in my life.

I have tried to control each and every step I take. The way I look at things. The way things look back at me, even.

Laughing at things is a way of maintaining control. I have become an expert in laughing my worries off, laughing my problems off, laughing my tears off. And it has become so effective that I have filled my life with joy and laughter and other people’s as well. But then I do not show. I do not shine through.

Sometimes I’m dark inside and no one notices. Sometimes it is wet inside, tears sipping through and flooding everything and no one knows. Sometimes I don’t want to know. And I laugh, to keep it all inside.

And yet sometimes I’m not that strong, I’m not that bright. And then I sink, and then it seems I mess everybody’s lives up. I have been given a role and that’s where I should stay. If I lose control everyone else seems to lose it. And then they blame me for it.  About this, I don’t care anymore.

But still I’m afraid. I am afraid to let myself go. I fear opening myself up, opening my heart up and letting go of what is inside. When I’m afraid I am suddenly speechless, I am mute. I don’t say anything, I just look, with all the intensity I can, and I try not to run. I am sure I have hurt people with my words, and I have hurt them with my silence.

The things I haven’t said hurt ME the most. They are lurking in the shadows, they don’t stop haunting me. I repeat them again and again in my mind. In the end it is a case, I suppose, of “I didn’t lose control and I lost it all”.