Ayer como siempre se me hizo tarde para salir de casa y tuve que tomar un taxi.
“Al metro miguel angel, por favor”
“Buenos dias, señorita, como la trata la vida?”
“Buenos días, bien.”
“Va a decir: “nos trata, que ya es ganancia, ¿no?””
“Pues si”
“¿No tiene frío?”
“No, de hecho tengo calor.”
“Fíjese que siempre decimos que la vida nos trata mal cuando somos nosotros. Nosotros creemos que vemos la realidad, pero lo único que vemos es nuestra verdad.”
“Si es cierto…”
“Pero yo creo que cada dio que nos toca vivir es como un examen. Si usted tiene un examen ¿cómo quiere salir? Pues bien, ¿no? Que sea aunque sea seis, pero que pase. ¿Y cómo se siente cuando no estudió para un examen? Mal, ¿no? Si usted creen en Dios tendrá fé, y si no creerá que es la naturaleza, pero todos tenemos la confianza de que pasaremos el examen cada día. ”
“Si, son problemas que nos pone la vida.”
“No, no son problemas. Cada día es un examen. si uno esta preparado lo pasa, si no no. Para eso cuenta con la información que ha adquirido desde que nació hasta hoy. Hoy, por casualidad se encontró conmigo y su información se enriqueció, porque yo tengo otras experiencias.”
…
“¿Qué es lo más importante para usted?”
“…Mi vida…”
“Lo mas importante para usted es su vida. Y ¿quién es la engargada de cuidar esa vida?”
“Yo.”
“¿Y lo hace?”
“No siempre…”
“No siempre. Y si Dios le dio a usted esa vida para que la cuidara y no lo hace, ¿no van a empezar los problemas?”
“Pues si.”
“Si usted le permite a su novio, esposo, amigos, que se acerquen a su vida y la lastimen, sigue siendo su vida lo mas importante? ¿Ha dejado que la lastimen?”
“Si…”
“Cuando tiene un novio o esposo usted esta entregando títulos, dejando que esa gente entre en su vida y tiene que tener mucho cuidado de a quien deja entrar, a quien le da el poder de acercarse.”
***********************************************************************
Si, hay una lista bien larga de la gente a la que he dejado acercarse. Y gente a la que he dejado lastimarme.
Gente a la que dejé que me lastimara porque yo pensaba que de eso se trataba el amor, de sacrificio y de soportar.
Sin afán de quejarme, ya me sacrifiqué mucho, y soporté otro tanto. Y ahora creo que tampoco estoy tan segura de entender o de querer aceptar que para amar a alguien es necesario sacrificarme o soportar lo que hace la gente, que dicho sea de paso es, en la mayoría de los casos, pura mierda.
Y tampoco estoy enojada. Sí, me encuentro a mí misma mucho menos tolerante y mucho menos aceptante con la gente, pero también me doy cuenta de que mi intolerancia es directamente proporcional a la intención que tienen los demás de aprovecharse o de abusar.
Empiezo a querer de otra forma. Empiezo a escatimar en detalles, en palabras cariñosas, en ternura, en besos. Empiezo a escatimar en dolor y en llanto. Ya no más.
Y quiero… quiero tanto como antes, y sueño con querer tanto como antes otra vez.
Aquello fue un curso muy intensivo en todas las tragedias, pero no estoy dispuesta a repetirlo.