1. Que el teléfono de Gandhi suene como el de mi oficina.
2. Que cada vez que veo la barra inferior de Windows espero ver el sobrecito del Outlook.
3. Que cada vez que hablo por teléfono con alguien y oigo el timbrecito del Outlook digo: “ahí te hablan” pero secretamente veo la barrita inferior para ver que no sea a mí.
4. Que después de una larga semana si me toca salir temprano el viernes, las mamás de los escuincles digan indignadas: “¿ qué, ya se va?”
5. Que las mencionadas mamás me digan “Señorita Paty”. ¿Para eso fui a la universidad?
6. Cuando les marco a mis papás de mi casa y marco primero con 9. Y luego maldigo el teléfono porque no marca.
7. Cuando suena el teléfono de mi casa y estoy a punto de contestar: “Supervisión Académica”.
8. Que los alumnos digan cosas como:
a) No falté porque yo quisiera, es que salí de vacaciones. ¿Me puedes justificar las faltas?
b) No fueron faltas, fue por viajes de negocios.
c) Es que ya falté dos veces y sólo me quedan dos faltas. ¿Qué tal si me enfermo?
d) No sé que me pasó hoy, ¿puedo volver a hacer el examen? o ¿no hay algo así como un examen extraordinario?