80 Grados… qué calorrrrrrrrrrr!!!

Ya sé, ya sé. Tanto me quejé por el maldito frío y traer cuatrocientas capas de ropa, que ahora no debería quejarme por el calor inmundo que hace. Todos me dicen: “deberías de estar acostumbrada, vienes de México”. Pues no, les digo, ni vivo en el desierto ni vivo en la selva, no tengo porqué estar acostumbrada al calor. Además, después de año y medio de sombras, por muy acostumbrada que estuviera…
Y por otra parte, creo que el calor húmedo es mucho peor. Es bochornoso, pegajoso, sudoroso, no te secas jamás.
Eso y por increíble que parezca hace mas calor en el jardín que adentro de la casa, así que solamente me limito a ver para afuera a través de la ventana y espero con impaciencia a que baje el sol… a las 8 de la noche.

¿Qué tiempo hace? :p

Sin lugar a dudas lo primero que piensa una persona cuando le mencionan Inglaterra es que siempre llueve, o en muchos casos, que solamente hablan del clima. Uno pudiera pensar que es simplemente porque la gente es aburrida, porque si siempre llueve no deben tener mucho de qué hablar.
Pero la verdad es que, en relación al clima, no hay verdad. El tiempo aquí es tan indescriptible y tan impredecible que hasta se vuelve tema interesante de conversación y de escritura, al menos para mí.
Por dar un ejemplo, antier fue un muestrario de tan diversos fenómenos atmosféricos que parecería increíble: un sol encantador, lluvia, granizo, nieve y después una soberana ventisca y un frío del demonio. Ayer, idem. Y hoy nevó, pero no lo suficiente para que yo no tenga que ir mañana a trabajar.
Por dar otro ejemplo, la única señal de que la primavera ha llegado es que los jardines se han llenado de flores, y los árboles poco a poco parecen volver a la vida después de estar congelados e inmóviles durante el invierno.
Es curioso darles esos nombres a las estaciones aquí, cuando la primavera es la continuación del invierno, el verano es la primavera, el otoño es el aviso del invierno que ya viene y el invierno es simplemente el invierno. Esto sin contar el hecho de que cuando el invierno está en su apogeo se hace de noche a las 3 y media de la tarde.
El primer año que estuve aquí todo era nuevo y todo me caía de variedad. Pero eso era antes de saber que el verano caluroso que me prometía cada inglés con quién hablaba se iría por el desagüe. Así es, fuera de mis tres semanas en México y las vacaciones en Alemania, no ha habido un solo momento en el que salga a la calle sin por lo menos tres capas de ropa. Dirán que estoy exagerando, pero ni siquiera es tanto el frío como el dichoso viento que se cuela por todos lados.
Por lo pronto no deja de llover/nevar/granizar/escarcharse el mundo y yo ya estoy desesperada por ver un rayito de sol sin que esto signifique que se acerca un huracán.